¿Cómo hacés? Conozco todos tus trucos, pero aún así me das que pensar. [...] Ya estoy bien, ya me ordené en mi desorden, y aquellas voces no me hablan más. Por favor, mentime y dame la espalda, otra vez no quiero patinar. Y me esperás, más de la cuenta siendo siempre el que yo soñe. Y firme yo, me encierro en que es peor, amar y envejecer.
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