viernes, 8 de enero de 2010

Que tonta que fuí, que tarde caí; como me mentiste, como te creí. Parece que es fácil para ti hacerle a cualquiera lo mismo que a mi. Me hiciste pensar que me ibas a amar, que me adorarías y ahora te vas. Pedirás hablar, te disculparás, lloraras un poco y te marcharás. Yo voy a decir que no, que no te disculpes. No ves que me humilla que me pidas de rodillas, por favor. Comprendo que tu juego cubrirte tras un velo provoca sensación ambigua en mi, hazme un favor ahora si no es verdad no llores. Al menos sé algo honesto en el final. Si estás hablando enserio prefiero que te apures, quedemos en no vernos pero ya. No puedo soportarlo, al fin me estás dejando, quisiera irme antes de llorar. Conversar así me pone muy mal, nos miro de afuera, me salgo de mi. Y mientras los dos hablamos demás, empiezo a olvidarte y empiezo a pensar. Que triste se ve, que poco cordial, que te hagas el mártir, que quieras hablar. De que en realidad no es que no me amas, pero la mentira te cansa de más. [...] Por favor, debí suponerlo yo. De tarde cuando llamaste sentí que me dejarías hoy. Pero no, no es hoy la primera vez. Hace ya bastante tiempo que espero que llegue este momento. Sabes que? No voy a dejarte ir. No voy a dejar que todo resulte tan fácil para ti. Trataré de besarte antes de partir, haciendo a un lado tu pelo y acercándote hacia mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario